art trade lo mas valioso de mi mundo

ren X stimpy

Ren caminaba por un pasillo sucio, largo y mal iluminado tratando de encontrar alguna pista de donde estaba, pero la persistente falta de puertas y el eco de sus pasos como unica compañia estaban comenzando a afectar sus nervios.
-¿donde estoy?-se dijo incomodo. Como si alguna fuerza extraña escuchara sus palabras, aparecio una puerta entreabierta a su derecha.se asomó con temor al no saber con que encontrarse y echo un vistazo alrededor: las paredes estaban decoloradas y grisáceas por el tiempo, las ventanas estaban tapiadas, unas cajas de medicamentos vacias estaban tiradas en el suelo y en el extremo opuesto de la habitacion habia una cama que se sacudia levemente.
-¿hola?- pregunto con cierto temor. No recibio respuesta, pero unos gemidos lastimeros provinieron de ella. Ren noto que había alguien retorciendose sobre la cama. Se acerco lentamente y sobre el sucio colchon estaba alguien que él conocía muy bien.
-¡Stimpy!-exclamo- ¿que esta pasando, que lugar es este?
-gracias por venir Ren, significa mucho para mi- murmuro Stimpy. Estaba terriblemente palido, debil y lucia muy desmejorado.
-¿que te pasa, te sientes mal?- como unica respuesta el gato tosió, cada vez con mas violencia hasta que las sabanas comenzaron a llenarse de manchas de sangre cada vez mas y mas grandes hasta que las sabanas empezaron a gotear y formar charcos en el suelo.
-Resiste Stimpy, ire a buscar ayuda!
-me temo que eso no servira de nada- le respondio una voz cascada. Una anciana gorda con un traje de enfermera de los años 60 estaba sentada en una silla oxidada junto a la cama- ya no hay nada que hacer, solo resta esperar.
-¡¿que?! ¡pero... no es posible...!- gimio el perro desesperado. No podia creer lo que estaba pasando, simplemente no podía pasar- no se quede ahi sentada ¡haga algo!
-Ya no hay nada que hacer, solo resta esperar- repitio mecanicamente la anciana.
-Cuidate mucho Ren, se feliz y no olvides que siempre te he amado- murmuro el gato mientras su voz se apagaba cada vez mas y el color escapaba de su cuerpo.
-¡Stimpy, no me dejes, te necesito!
-No me necesitas Ren, nunca me has necesitado, eso es lo que siempre me dices, por eso no temo partir, no hay nada que me ate a este mundo-murmuro casi inaudiblemente, hasta que su voz se apago por completo.
-¡Era mentira Stimpy, te necesito, siempre te necesite, no me dejes por Dios, NO ME DEJES SOLO!
Pero ya era tarde para arrepentimientos. La anciana enfermera se levanto trabajosamente, estiro las sabanas ensangrentadas hasta cubrirle la cabeza y se marcho en silencio cerrando la puerta tras ella.
Ren gritaba y sacudía desesperadamente el cuerpo frio e inmóvil de su mejor amigo, pero nada sucedía, solo salpicaba la sangre de las sabanas por las cuatro paredes. Salió disparado hacia la puerta en busca de la obesa enfermera que se había marchado sin decir nada, pero cuando abrió la puerta ya no estaba ahí el pasillo, sino un gran abismo negro y oscuro, una inmensidad llena de nada. Trato de volver a la habitación pero ya no había nada detrás de él, se había quedado atrapado en ese vacío infinito. El no-lugar era completamente congelado, y pese a que no había materia a su alrededor tenía la sensación de ese sitio estaba lleno de putrefacción.
“Stimpy ya no está, te has quedado solo” le dijo una voz ausente que provenía de todas partes y ningún lugar. Y fue en ese momento que se dio cuenta, jamás lo había notado, pero ahora le golpeaba la cabeza una realidad dura y dolorosa como un ladrillo: sin Stimpy él no era nada, sin ese gato tonto no era nadie, era todo su mundo, si él le faltara se quedaría completamente solo y se arrepentiría por el resto de sus tristes dia de jamás haberle dicho lo mucho que significaba para él.
Ren abrió los ojos en medio de una brusca inhalación. La luna aun se erguía alta en medio de la noche y no se escuchaba ningún ruido afuera excepto el canto de los pajaros y los grillos. Las sabanas estaban empapadas de sudor frio y el corazón aun le palpitaba con fuerza. Estiro el brazo y paso la mano por el lugar vacio de la cama que usualmente ocupaba Stimpy. Su compañero había viajado a Francia por un tiempo para el cumpleaños de su primo Oggy, su único pariente. Afortunadamente ese había sido el ultimo dia de su larga estancia y mañana tomaría el avión de regreso a casa. Sabía que aun faltaban unas horas para el amanecer, pero sabía que sería incapaz de volver a pegar un ojo. El tiempo hasta la salida del sol se le hizo insoportable. Cuando por fin fue una hora apropiada para llamar a una casa de familia, salto sobre el teléfono y se comunico con la casa de Oggy quien le dijo, esforzándose por hacerse entender a través de su acento francés y sus agudos maullidos, que Stimpy había partido en taxi hace unos minutos hacia el aeropuerto. Ren escupió unas palabras de agradecimiento y corto bruscamente. Stimpy había salido. Una sensación de vacio comenzó a extenderse lentamente por su estomago. Él no era del tipo alarmista, pero ¿y si el avión se caía? ¿y si la única persona que lo quería de verdad moría irremediablemente y jamás tenía la oportunidad de decirle todo lo que había escondido en su corazón? Todas sus acciones pasaban ante sus ojos una tras otra y un abrumador arrepentimiento lo carcomía por dentro hasta lo mas profundo de su ser.
Las horas pasaban lentamente, trato de distraerse mirando la televisión pero no había nada bueno, intento leer un poco pero no podía concentrase en las palabras, tardo unos veinte minutos en darse cuenta que estuvo leyendo el mismo renglón una y otra vez. Fue hacia la heladera pero tenia el estomago cerrado. De repente se escucho el sonido de un auto deteniéndose frente a la casa y alguien caminando por el jardín. Su pecho se inflo de repente con una maravillosa sensación de alivio y felicidad; corrió hacia la puerta, la abrió de golpe y salto sobre… el tipo que trae la leche. El pequeño globo en su pecho exploto.
-igual tiene que pagar la botella ¿sabe?
Ren le arrojo un puñado de billetes en la cara y le cerro la puerta en la nariz de un golpe mientras le gritaba que se fuera de su casa.
-Idiota, tiene suerte de que no lo eche a patadas de mi casa y compre la leche en el supermercado.
Pero unos nuevos ruidos tras la puerta hicieron que  su ira se encendiera de nuevo y volvió a abrir la puerta dando un azote tal que casi la hace giratoria.
-¡¡Te dije que te largues de mi casa, ediooota!!
-Pero acabo de llegar, Ren…-  le dijo una aletargada voz que él conocía muy bien. En la puerta, frente a el, estaba Stimpy con cara de confundido y una valija en la mano. El corazón de Ren exploto. Tomó  a su compañero de la muñeca, lo metio en la casa de un brusco empujon y volvió a cerrar la puerta de una patada descuidada. Stimpy estaba a punto de preguntar que hizo mal esta vez cuando Ren se lanzo a sus brazos. Estaba temblando y se aferraba a él con mucha fuerza. El gato no dijo nada y lo abrazo con ternura. Permanecieron asi  un largo y silencioso rato. Finalmente, el chicuahua levanto la cabeza y lo miro con unos ojos compungidos y llenos de necesidad.
-¡Ay Stimpy, me hiciste tanta falta!  Gracias a Dios que regresaste.
-¿De verdad me extrañaste, Ren?- le pregunto sonriendo.
-¿Extrañarte? ¡casi muero sin vos!  Tenía miedo de que te pasara algo malo y no volviera a verte jamás, la sola idea me carcomía por dentro.
-cielos Ren, no sabía que me querías tanto- murmuro el gato sorprendido.
-No lo sabías porque nunca te lo digo. Jamás te valoro ni aprecio nada de lo que haces por mi. No mereces a alguien como yo Stimpy, deberías estar con alguien mejor, no te merezco…-pero ya no pudo seguir hablando. La voz se le quebró  y oculto el rostro detrás de las manos.  Trato de reprimir los  sollozos pero las lagrimas caían de sus ojos por mucho que el se esforzara por contenerlas. Estaba tan concentrado en eso que no notó que unas manos grandes y gentiles lo tomaban de las muñecas suavemente.
-Ren, mirame-susurro Stimpy depositando las manos en su regazo- nosotros nos conocemos hace tanto tiempo que no hace falta palabras para entendernos. Cuando acepte vivir juntos conocia bien tu carácter y sabia que tipo de relación íbamos a tener. Sos brusco y poco expresivo ¡y eso esta bien para mi! Yo se bien que asi es como funciona nuestra relación, ya me he acostumbrado a eso, nunca te pedí algo que te haga sentir incomodo, no necesitas ser cariñoso conmigo para que yo sepa que me quieres.
-¿Realmente  crees… que no hace falta ser cariñosos… de vez en cuando?- pregunto Ren apretando las manos de Stimpy con mas fuerza y entrecerrando los ojos. Ahora su tono de voz era muy diferente al anterior.
-¿De vez en cuando?-  dijo el gato, inclinándose hacia él.
-Solo… de vez en cuando- concluyo Ren, y poso sus labios sobre los de Stimpy. Se abrazaron fuerte y suavemente a la vez, estrechando sus almas y sus corazones. No fue un beso lascivo y apasionado como regularmente se besaban, era un beso dulce y suave en el que conectaban sus sentimientos mas intimos y profundos. Stimpy pudo sentir todo el amor que Ren le tenía a través de sus labios, y este tranquilizo su corazón al estar en los brazos de la única persona que siempre amo.
-Lamento tanto todo lo que te hice, lo que siempre te hago, a veces puedo ser un cretino, te prometo que nunca mas mas a sufrir por mi culpa. De ahora en adelante te voy a tratar como la cosa mas valiosa del mundo, que es lo que eres para mi. La cosa mas valiosa de  mi mundo.
Stimpy lo volvió a besar dulcemente y se recostaron sobre el sofá, entrelazados en un abrazo y con sus pechos juntos. Lentamente, sus corazones comenzaron a latir al unisono. Stimpy nunca se había sentido tan feliz en toda su vida, por fin la persona que mas amaba en el mundo lo trataba con todo el amor que el siempre había soñado, y Ren finalmente comprendió lo valioso que era su compañero de vida, lo mucho que lo amaba y lo mucho que significaba para él, cada vez que lo lastimaba se hacía daño a si mismo porque ambos eran parte del otro.
-Sos todo lo que necesito para ser feliz- ambos se miraron y se rieron juguetonamente. Habían dicho la misma frase al mismo tiempo.
Una verdadera relación es aquella en la que cada uno se ha unido con el otro de una forma positiva. Cuando ambos integrantes piensan en dar, en embellecer la vida del otro sin esperar recibir algo a cambio. Siempre que dos personas se encuentran, se crea un mundo nuevo. Cuando sientes que se detiene el tiempo y el día a día se hace adorable, entonces estás en una relación de amor. Cuando te ves a vos mismo en el otro, esa es una relación de amor verdadero.

FIN.